jueves, 7 de agosto de 2014

El recurrente: Perder un zapato

Los Recurrentes son detalles que ocurren en varias historias diferentes. Pero este recurrente es un recurrente falso. Todos mis recurrentes serán falsos para quien los lea. Para mí, deberían aparecer más seguido en las historias. 
Los recurrentes son, además, nuevas oportunidades de volver a leer sobre los personajes fuera de sus libros originales.

Antes de volver, Jacob perdió un zapato. En el mundo del espejo también existen los zapatos y él no encontró mucho sentido a aquel descubrimiento. Su pie descubierto estaba frío y cansado. Tal vez lo había perdido horas atrás, kilómetros antes. 
Pero lo que Jacob no sabía, a pesar de creer que estaba al tanto de muchos de los misterios y las posibilidades ocultas en aquel otro mundo, es que perder un zapato no es algo común. Los zapatos no se pierden solo porque sí. Existen seres que te pueden encontrar con ellos, con intenciones malvadas. 
Si lo hubiera pensado un minuto más se habría dado cuenta. Habría sabido del peligro, de la realidad. La amenaza desconocida del enemigo anónimo. ¿Cómo hacía Jacob para conseguir tantos enemigos? Ni él mismo lo sabía. Era su personalidad naturalmente curiosa, casi fisgona, que constantemente molestaba a las criaturas. Como aquella, que a la orilla de un camino solitario, recoge el zapato. Tan sucio y gastado luego de la aventura. 
Sus dedos cortos, casi muñones, lo sostienen muy firme. 
Su estatura es la de un niño, pero mucho más peligroso. Su inocencia falsa reclama atención. 
Se acomoda la gorra, se siente que sonríe. 
-Oh, Jacob –dice-. Jacob, Jacob…  

¿En cuántas historias que conozcan alguien pierde un zapato? 
(Además de Cenicienta, claro) 


*El Jacob mencionado en este fragmento de recurrente es el mismísimo 
Jacob Reckless, creado por Cornelia Funke para su historia Reckless


¡Hasta la próxima!

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