viernes, 2 de octubre de 2015

El marciano - Andy Weir - Reseña

Puede que la humanidad sea especialista en soñar aventuras. Y aunque no lo sea así al vivirlas realmente, nadie puede dudar que nuestra especie ha hecho muchas cosas en, con, para y sobre nuestro planeta. 
Esta aventura, sin embargo, sucede fuera de él.Blog Parlantes Nocturnos 
Siempre me ha pareció muy curiosa la palabra “marciano”. Antes de leer el significado lo asignaba directamente a un extraterrestre cualquiera. Con el tiempo me enteré que marciano se refiere a un habitante de Marte. Algunas personas hace algún tiempo creían que en aquel planeta habitaban seres (como nosotros aquí en la Tierra), y los llamaron marcianos, así que tiene toda la lógica. 
Pero esta historia no tiene mucho que ver con eso. 
En la tercera misión de exploración breve enviada a Marte con personas a bordo, nos encontramos directamente con el momento de los problemas. El planeta rojo es conocido científicamente por considerarse un desierto enorme y antiguo. Los integrantes de la misión Ares 3, en el Sol 6 de su estancia en aquel planeta, se ven obligados a marcharse de emergencia. Una agresiva tormenta de arena amenaza sus instalaciones (el Hab) y encontrándose todavía en medio de ella los seis integrantes intentan llegar a su nave de escape.
Ahora: ustedes pensarán que hablando ya de la tercera vez que humanos llegan a Marte las cosas resultarían bastante sofisticadas. Pues no. Solo hay una oportunidad de que todos salgan de ahí: en ese momento. Pero algo sucede. Un integrante de la tripulación es impactado por algo y dado por muerto. Así que sus compañeros se van, dejando su cuerpo en aquel planeta.
Poco después el sujeto despierta. Su nombre es Mark Watney, un ingeniero y botánico que se ve obligado a seguir vivo en aquel lugar. Blog Parlantes Nocturnos
Y sí, por eso es técnicamente correcto llamar a este hombre un marciano. Porque, debido a lo que le sucede, se convierte en una persona que habita Marte, pero que hará todo lo posible no solo por mantenerse con vida, sino para intentar volver a casa.
La pura curiosidad me llevó a leer esta novela. Siempre me ha gustado la ciencia ficción, pero el tema del espacio todavía me hace sentir incomodo. Tuve suerte de que esta historia no se mueva realmente con descripciones muy "explicitas" de todo.
Con capítulos contados mediante entradas de diario escritas por Mark (aunque a los astronautas hay que llamarlos por sus apellidos), un poco de narración, grabaciones de voz y mensajes, todo se teje de forma muy eficaz, pero hará falta un poco del trabajo de la mente lectora para que los momentos cobren mayor visualización; especialmente los registros escritos.
Es un argumento lleno de puntos positivos, y lo digo así porque a mí me gustan las cosas con almas diferentes. Primero, el protagonista no es el jefe de la misión ni el piloto de la nave, es uno de los integrantes del equipo que en una foto normalmente aparecerían detrás de ellos. Y para hacerlo parecer todavía más secundario: tiene mucho humor. De inmediato nos damos cuenta que esta historia tiene como protagonista a un personaje que la gran mayoría de los escritores considerarían secundarios, el tipo de personaje que se gana la simpatía de los lectores por su personalidad y gran capacidad de manejar los momentos (¡al fin una historia sobre eso!). Pero va más allá: está en Marte, está solo, tiene MIL problemas y quiere vivir.Blog Parlantes Nocturnos
Y hay que decirlo: la novela no alcanzaría ni la mitad de extensión que tiene si cualquiera de los otros cinco integrantes de la Ares 3 se hubiera quedado en Marte. Y no porque no sean listos, sino porque ninguno demuestra el mismo sentido de supervivencia, ingenio y humor que Watney. Este hombre comienza en la peor situación pero demuestra que de normal solo tiene el cuerpo. Casi nunca duda sobre lo que tiene que hacer luego de cualquier suceso, a pesar de la enorme posibilidad de fallar en continuar con su vida fuera de aquel planeta, utiliza tanto su mente como su fuerza para planear (maravillosamente) todo y llevarlo a cabo.
Aquí tenemos la oportunidad de darle un vistazo técnicamente descriptivo a Marte (en mi caso justo un día antes del anuncio de la NASA de que hay agua líquida). Sus colores, temperatura, geografía, químicos y hasta mañas –si un planeta puede ser mañoso ese es Marte-.
Ya que el autor es un amante de la ciencia (cosa que entendemos solo con ver que escribió este libro), todo está lleno de datos científicos sobre medidas –de peso, de temperatura, de astronomía, electricidad, etc.- que realmente se escribieron considerando las condiciones existentes en aquel planeta. Esos datos y constantes cálculos nos acompañan a lo largo de toda la novela, pero casi no incomodan (pues se podría elegir evitar pensar en ellos seriamente, pero despiertan mucha curiosidad); no son imposibles de entender y técnicamente son parte importante de lo que Mak hace. Su cabeza está tan llena de datos como de frases ocurrentes. Es más, estoy seguro de que sin estos números y términos, lo que sucede no tendría credibilidad –y la tiene-. Sería simplemente una historia escrita por alguien que se describe el planeta solo por haber visto fotos. La credibilidad que todo adquiere juega un papel importante. Blog Parlantes Nocturnos
Pero debo aclarar: ese es el sentimiento general, pues durante la lectura suceden tantas cosas graves aquí y allá, por esto y por aquello; que no sería raro que termináramos con un problema cardiaco o los nervios frágiles. Les digo que Marte (según se conoce hasta ahora) es territorio muy serio. Me encanta la idea de la exploración espacial pero gracias a este libro temo –y conozco- más las posibilidades personales de los que sean elegidos para hacerlo.
El marciano es una historia tan viva que debería catalogársele como de ciencia no-ficción (si solo nos olvidamos que ninguno de los sucesos realmente han sucedido). Andy Weir además de hacer consideraciones científicas también hace las humanas, las lógicas y las emocionales.
Mark Watney es un representante increíble de la humanidad en Marte. Lean este libro y verán a lo que me refiero. Se gana su título a pulso (no por deseo propio) y me encantaría escuchar el chiste que se le ocurriría sobre este comentario.
Marte: no te lo mereces. 

La frase: 
-Da la impresión de que es un gran tipo –dijo Cathy.
-Realmente lo es –le aseguró Irene-. Fue elegido para la misión en parte por su personalidad. Los componentes de una tripulación Ares tienen que convivir durante trece meses. La sociabilidad es esencial. Mark no solo encaja bien en cualquier grupo, sino que también es un catalizador para que el grupo trabaje mejor. Fue un golpe terrible para la tripulación cuando «murió».

El marciano, Andy Weir. 407 p. Ediciones B, 2015.

*¡Ya quiero ver la película! (para criticarla terriblemente *chiste*).

¡Hasta la próxima!